domingo, 2 de junio de 2013

La cura de la ceguera

Ojo electrónico, que permite ver a no videntes

Dos personas no videntes, a causa de una retinitis pigmentaria, lograron ver luz y distinguir formas gracias al primer ensayo de un “ojo electrónico”, un microchip que se implanta en la retina. Las pruebas fueron llevadas por científicos del Hospital de Ojos de la Universidad de Oxford y el King’s College de Londres, quienes afirmaron que estos resultados “superan todas las expectativas”.
La nueva tecnología, funciona convirtiendo la luz que entra al ojo en impulsos eléctricos que son alimentados al nervio óptico en la parte posterior del ojo.
ojo.bionico
En los últimos años se han desarrollado muchas prótesis y partes del cuerpo biónicas, por 
ejemplo, el modelo de implante coclear o dispositivos para los oídos biónicos están en uso desde 1980. Sin embargo, poco se había logrado en el campo ocular.
Todo esto cambió con Mark Hayuman, un estadounidense que logró abrir un nuevo camino de estudio en este mundo de prótesis visuales.
Estas prótesis oculares, retinas artificiales, consisten en un chip fotosensible implantado en el ojo del paciente, que al combinarse con un procesador y una cámara instalada sobre unas gafas permite capturar las imágenes que luego son procesadas y transformadas en impulsos electromagnéticos que estimulan los nervios ópticos.
Estas retinas oculares tienen aún efectos limitados, y dependen de varios factores, en especial, del grado de degeneración del nervio óptico del paciente. No obstante, este avance en la ciencia ocular abre una vía de posibilidades para la investigación ocular, y puede permitir grandes avances en este campo de la medicina.
Asimismo, el implante permite, por el momento, distinguir únicamente sombras, grandes movimientos y huecos de puertas. Aunque, tras años de completa oscuridad ya es un avance considerable el lograr distinguir sombras y movimientos.
Hasta día de hoy estos implantes, únicamente, han sido implantados en personas que sufren retinitis pigmentosa, una enfermedad degenerativa del globo ocular, que afecta a unas 5 000 personas. Comenzaron a comercializarse en 2011 en Europa y, recientemente, han comenzado en EEUU.
En la actualidad, los investigadores se están encargando de investigar sobre cómo lograr que esta tecnología no precise de cables ni cámaras, y mejorar la eficacia al aumentar la cantidad de electrodos que transmiten los chips al nervio ocular. Pese a ello, todavía está la dificultad de que estos implantes de silicio estén en una zona tan sensible y acuosa como el tejido ocular, lo que provoca un deterioro rápido del invento.
Sin embargo, según Anthony Burkitt, director de Bionic Vision Australia, estos dispositivos mejorarán de forma rápida en la próxima década, tal y como hicieron hace 30 años los implantes cocleares.
Incluso algunos investigadores y expertos han llegado a asegurar que estos chips podrían hacer que las personas que los llevasen lograran ver mejor que un ser humano con visión normal.
Por su parte, el inventor de los primeros implantes visuales comercializados en EEUU, Mark Hayuman, nos cuenta que su idea era ser médico desde el principio, pero cuando su abuela perdió la vista, pronto comenzó sus primeras investigaciones. «Cuando yo estaba en la escuela de medicina, mi abuela se quedó ciega y no había realmente ninguna cura para ella», dice el graduado de la Universidad Duke. «Y me hizo replantearme mi carrera y centrarme más en la forma de devolver la vista a los que van a ciegas».

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